El enigma de una mujer 4 - La profecía. - Laura Mir & Salvador Arnau


Se retrasaba diez minutos, mientras la esperaba en la entrada del museo. Observaba cada persona que iba apareciendo, hasta que reconocí su pamela.

 Buenas tardes Alba. ¿Un café antes de...?

  Hola. Lo tomé antes de salir de casa, gracias. ¿Entramos? - dijo ella, algo tensa.

 Por supuesto, a eso hemos venido, ¿no? - alegué sin atreverme a protestar.

Nos adentramos en el museo y quedé sorprendido por la belleza de la cultura celta. Buscamos en cada rincón hasta encontrarnos rodeados de varios símbolos. Primero la Trinqueta, después el Trisquel, el Árbol de la vida, Awen, Laburu, la Cruz Solar, El Nudo: Amuleto celta del amor, El poderoso amuleto Chokurei, Taranis, El Elven, El Sigil... hasta que, por fin, apareció la imagen del medallón de Alba, también llamado Wuibre.

Al pie se podía leer:

 "Las dos serpientes, arrastrándose por el interior de la tierra, entrecruzándose en determinados puntos y provocando concentraciones de energía en enclaves sagrados manteniendo el equilibrio de los opuestos. El ser humano no sólo depende del alimento y del aire que respira para vivir, también está rodeado de sutiles energías en movimiento que influyen en sus vidas".

Alba giró su cabeza y clavó su mirada en mis ojos, esperando mi reacción. Enmudecí durante unos segundos e improvisadamente le dije:

 Parece que esto es lo que andábamos buscando.

 ¿Sabes? Anoche no pasé una buena noche, tuve extrañas pesadillas. En una de ellas, una señora entrada en años me invitaba, por decirlo de algún modo, a que despertara y buscara en el trastero una vieja caja llena de papeles y cuadernos. Me levanté y busqué… encontré esto que imagino que es de mi bisabuela   dijo Alba, mientras abría su bolso y extraía una bolsa de plástico con algo parecido a un diario o cuaderno de viaje —. Lo saqué de la bolsa con sumo cuidado, era tan viejo que parecía que en cualquier momento iba a convertirse en polvo. Lo abrí, las tapas eran de piel oscura y bastante cuarteada y en su interior, el tacto de las hojas era basto y estaban escritas a grafito, ya casi borrado por el tiempo. Mira en la onceava página  me indicó Alba.

Comencé a leer:

" Boedhr munu berjask..."

Ella me interrumpió como si tuviese prisa:

 Viene a decir: “Los hermanos se harán la guerra y serán asesinos unos de otros; hijos de hermanas, romperán sus lazos de sangre.”

Como una profecía  acerté a decir.

 Es una profecía, recuerda que era una sociedad matriarcal, cosa que los romanos no entendían mucho. No sé quienes fueron más bárbaros... mira en el margen, siguiendo la flecha, concretamente aquí dijo, mientras me señalaba con el índice unas palabras anotadas con letra pequeña y difícil de descifrar.

 La… La Pie… La Piedra del Diablo.

 Sí, la piedra del diablo, es una gran roca con extraños grabados situada por los alrededores.

 ¿Y cómo estás tan segura de que está por aquí?

Alba me miró un segundo, y sin pronunciar palabra, metió la mano en su bolsillo y extrajo un recorte de periódico, donde pude leer:

“El ayuntamiento de Barcelona ha otorgado a la constructora Adra, la obra del nuevo enclave del dolmen La Piedra del Diablo, esta mudanza se debe al nuevo plan urbanístico por lo cual será trasladado de su enclave original a…”

Esto quiere decir… - acerté a decir.

 Sí, justamente lo que estás pensando, que se romperá el equilibrio existente entre las distintas energías opuestas, ahora controladas por los antiguos druidas con los menhires y dólmenes que nos dejaron y conforman las Venas del Dragón.

 Si esto sucede, se desencadenará una gran guerra.

Ella me miró muy asustada y sentenció:


 La más sangrienta de todas.


Continuará...

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