Respirar empieza en duda - Salvador Arnau



Aquí se muere en desamor hasta el que apunta, 
no hay "do de pecho" que hoy en esta pena valga, 
todos vamos, acercándonos, sin nombrarla, 
hacia la misma calle que acerca a la tumba. 

Mientras tanto tan sólo nos queda una ruta,
vivir lo que da en la noche nuestra almohada, 
sentir sin preguntar, sabiendo que no es nada, 
el tiempo que te arrastra, voraz, a la gruta. 

Se acaba el viento que te ofrece la disputa, 
se acaba el aire, respirar empieza en duda, 
se muere todo, sabes que nada perdura, 

te aferras, como me aferro yo y no hay salida, 
mejor salir de carnaval en la noche huida,
quién sabe y sabrá, la vida se te hace dura.



Por qué te quiero, no lo sé - Francisco González



Por qué te quiero, no lo sé,
por ti he perdido la razón,
con solo oír  tu risa
me late a toda prisa el corazón.

Tú eres mi quimera y mi pasión
y al mismo tiempo mi agonía,
mi tormento, de noche y de día.

Todo fue tan deprisa, no lo puedo entender,
una mirada primero, una sonrisa después
así fue como yo te llegué a querer...



Momentos - Nancy Navarro



Hay momentos de alegrías, otros de tristezas,
para llorar y gritar, para aunar la amistad,
para ensalzar el amor y para enamorar.

Hay momentos cálidos y fríos,
para soñar, hablar y acariciar,
para correr y caminar.

Hay momentos para abrazos y cariños,
para escuchar una canción,
para sentir la lluvia y el sol.

Hay momentos para entregar el corazón
y darnos besos llenos de pasión,
para recordar, llamar y escribir.

Hay momentos de gratitud y armonía
y sacudir los enojos, y andar sin agonías,
para perdonar y soltar un "te quiero".

Hay momentos para cultivar una rosa blanca,
plantar abonar y hacer un jardín,
para nadar en la imaginación y bailar.

Hay momentos de dar gracias por lo que tenemos,
tuvimos y tendremos, y no perder la esperanza,
porque siempre habrá tiempos buenos
y mejores en nuestras distancias.


Se me antoja una excusa - Salvador Arnau



Se me antoja una excusa, adentrar en tu ducha, 
donde te mojas tú con tu cuerpo serrano, 
sólo espero y aspiro a que me des la mano,
y escuchar tu sonrisa, y sentirme en tu dicha.

Mas, amor necesita este adiós que te escucha
y en tus horas malditas ser tu fiel aliado,
si no vienes me acerco y me pongo a tu lado,
si te vas, corazón, hoy, sí, rompemos la hucha.

Cuántas horas contadas en un mar con su isla,
cuántos meses nos cuesta encontrar el pasado,
cuántos cuentos contados del mundo asfixiado,

cuántas veces soñé con un beso invitado,
cuántos versos perdidos por ir a tu lado,
cuántos tiempos vacíos... por ti va mi rima.





De un mundo imaginario - Salvador Arnau



De sobras sabes que eres la segunda, que sí, que miento al jurar que ahogaría en ti toda mi pena,  y sin embargo abrazo el cuerpo que me mima, el verso que me arrima al lado de un poema. 

No debería citarlo ni contarlo, mejor dejar la intimidad a un lado, pero ya sabes... no entiendo si lo valgo; no quiero, no, no quiero ser tu esclavo, prefiero andar perdido en un desahucio.

Porque una luna sin ti es un desengaño, un tiempo desdichado, un clavo en el costado, una cadena en el museo que cierra, un beso que te espera, un desencanto al no sentir tu labio entre mi labio.

Hubiera preferido haber pagado, sin cuenta en el notario y al contado, por no arrastrar el peso que me hunde cuando te pones triste porque un verso ha rimado y a ti no te ha gustado.

Mañana empieza donde tú lo habías dejado, yo sigo enamorado, del mundo, de las gentes que anidan a mi lado; y no personalices estas letras, por favor, que nacen de una idea de un mundo imaginario.

No me pases factura, mejor dame tu mano; yo extenderé la mía, sin pena ni pecado, hacia tus ojos lindos, por ver si te ha llegado; encenderé la brisa, te propondré una risa y acabaré en tu brazo.

Tú sabes que es mejor decir amigo que escribir amado; y cuando vuelves hay vida en la cabina, hay tiempo para abrir, para gozarlo, y todo lo demás está infundado.



Me quiero emancipar - Salvador Arnau



Me falta la verdad, me sobra la mentira, 
no quieras traicionar el luto de mi vida,
me gusta tu amistad, me asusta tu franqueza, 
no vuelvas a intentar romperme la cabeza. 

Me consta que es legal, me atacas cada día, 
no vengas a jugar con la historia vacía, 
me quiero emancipar, lo impide tu licencia, 
si quieres me voy ya, no dobles mi pereza.

Cada noche es peor, ya no amanece erguida,
te gusta conjugar el verso que hay encima,
me quiero enamorar, se niega la osadía,

si quieres abro un bar, qué quieres que te diga,
no te quiero odiar más, prefiero que tú, diva,
le prestes lealtad al bobo que te admira.



Tan sólo queda humo - Salvador Arnau


Como cada noche, se encienden las farolas al caer el ocaso y sigo, en cada paso, el rastro que dejaste en esta hoguera. Entonces, urgo desesperado por el último rayo del día buscando tu presencia. Te vuelvo a imaginar, te vuelvo a recordar, presiento tu figura en cada esquina que esculpe esta ciudad.

Los bares ya han cerrado, impera don silencio, y yo desesperado, persisto en el intento de hallarte a mi costado. Me enfado con la luna, no hay nadie, tan sólo queda bruma donde antes hubo aire. No importa  me digo  mañana puede ser que encuentre tu latido al lado de un milagro.

Se ha ido  murmura mi conciencia  y nunca  volverá, ayer ya no quería, marchó y no volvió más. Y por mi vena aorta se encienden las ideas que no voy a contar. La vida es un teorema, pensar... otro dilema, prefiero aquel poema que acabas de crear. No hay agua, se incendian mis pestañas de tanto alucinar.

Descansa mi mente, el sueño viene a verme, yo... me dejo llevar. Tal vez, muy pronto, las noches se terminen y empiecen a menguar como mengua la luna en su estación final, como mueren los trenes en el andén del mar. No pierdo la esperanza, el día ha de llegar, donde el baile que anida en esta intimidad, se acabe y se renueve lo que me hace soñar.



Reto - Danza de sirena - Laura Mir




Sucedió en la escandalosa sordina propia del silencio, dentro de un océano inquieto. Mientras nadaba contra las corrientes marinas, cálidas y frías, que me arrastraban en sentido contrario en continua oposición. A cada una de mis brazadas, del cielo redentor caían las señales para que me diera media vuelta en dirección a la costa, para que no lo olvidara, para que no te olvidara.

¡Lo que hace la fuerza de la costumbre!

Pero por fin pude, ayer por la tarde, juntar los dos brazos y cerrar el círculo. No ha sido nada fácil, demasiado esfuerzo, cada uno va a la suya y con todo lo suyo, sin cargar un gramo de nadie, ni por humanidad, siento una gran pena cuando veo en lo que nos estamos convirtiendo.

Me decía a mí misma que no hay eternidades tan festivas que pesen menos que esta espina, y la espina que al final ha sido púa roma, incapaz de arrancar nota en cuerda alguna porque hace tiempo dejó de rascar.

Así anduve, tragando salitre con la esperanza de que supiera a abrazo viejo, a algo que me hiciera recordar a cómo sabían todas tus palabras.

¡Qué razón tienes, compañero!

¡Qué razón has tenido siempre!

Te he hecho tan poco caso que ahora me arrepiento.

Entre girones e hilachas quedan suspendidos y ondeando al viento, los vestigios de sueños ilusorios e impuestos, que nunca fueron ni siquiera nuestros, mientras, bajo la luna, una solitaria sirena ha iniciado una frenética, extraña e incomprensible danza.

Danza y danza, sobre las corrientes marinas, calientes y frías, como si no le afectaran y al compás de una melodía que únicamente ella puede oír.

Gimen los vientos a su alrededor pero no le importa, porque ella ha entendido por fin.


No hay poesía allí - Salvador Arnau




Me pierdo en el reencuentro que me lleva hasta ti; silencio, estoy mintiendo, no hay nada que decir. Atrápame en la noche que quiere digerir el luto de tu ausencia, no me pienso morir. Total, son cuatro días, qué te voy a decir... me gusta estar en vilo, prefiero no impartir. Mañana es un binario, los tres sabemos ir, andando en sucedáneos para poder vivir.

El paso de tu escaso intento en porvenir me arrastra hasta el ocaso y tú no estás allí. Pego la media vuelta, me ausento ya de ti, tampoco tú viniste, tampoco yo me fui. Extraños como huraños nos vamos a alargar el cuello de jirafa sin poderlo medir. Escucha, sin juzgarme, no frecuento los bares, no hay poesía allí.

El cielo está estrellado, la luna en Chamberí, prefiero Barcelona, que por la puerta asoma, me queda más aquí. Tu sueño no es mi sueño, y yo lo entiendo así; dejémonos de historias, no queda casi nada, tal vez puede que sí.

Me duermo en la almohada tejida en satén azul, anoche te esperaba y mañana no estarás tú. Ignoras lo que siento, no sabes si es virtud. No sé ya lo que pienso, me pierdo entre el azul.

En la estación de Francia, donde olvidé la infancia, regresan los recuerdos de un jipi con sombrero detrás de un monedero vacío de actitud. Entiendo que no entiendas por dónde va mi luz, si quieres que la encienda, no dudes más de mí. El tiempo corre y vuela, mañana... a saber tú.

Y mientras yo me pierdo, espero que descubras adónde te fugaste; Morfeo fue el culpable, por juicio ha de pasar para sanar el tiempo, perdido, junto a ti.

Abrázame en abril, mañana es primavera, y si tu sangre altera lo que pueda decir, no olvides que este infame no ostenta un pedigrí.




Otra vez, como tantas otras veces - Jesús Fdez. de Zayas




Otra vez escuchando la voz enlatada, tan fría y tan desagradable.

Otra vez evitando las miradas de los que se sientan enfrente y de los que husmean en mi pantalla de la tableta mientras escribo esto.

Otra vez aguantando olores del subsuelo y de los que no se lavan.

Otra vez mirando el reloj continuamente porque da la impresión de que nunca llego a tiempo.

Otra vez leyendo una y otra vez la lista punteada de las paradas en el umbral de la ruidosa puerta.

Otra vez deseando que algún mendigo venga a molestarme en mi impaciencia por dejarle pasar sin darle una moneda.

Otra vez vigilando mi cartera sin la certeza de que la próxima parada llene el vagón de apretujones e histerias.

Otra vez sabiendo que mis crisis personales me hacen evadirme en este periplo mundano, tan rutinario, tan vacío, tan mediocre.

Otra vez deseando tirar del freno y que la inercia tire, a su vez, a todos los que están de pie y no se han agarrado al pasamanos. Y aprovechando la confusión, lanzarme a la oscuridad, por la puerta de emergencia del fondo del vagón.

Otra vez deseando irme por el túnel, para siempre, y no volver, jamás, a la superficie.




Haikus estivales - 1ª Entrega - Kairos42




Noche de estío,
de luz traza regueros
el nadador.

Juega con el árbol  
una fuerza invisible.
¡Cómo lo mece!

Gemas azules
centellean entre la
fronda del pino.

Túnel verde
bajo la ola rota.
Espuma blanca.

Barranco seco,
florecen las adelfas
aun en verano.





Haiku veraniego - Salvador Arnau


Nace, sonrisa, 
ahora nadie mira, 
no es primavera. 

Pájaro, canta 
alegre melodía, 
vuelve a mi vera. 

Viento soy, niña, 
nada suena a mentira, 
estío y dicha. 

Ya siento tu ola, 
te acercas comedida, 
verte es la vida.




Nada ni nadie es imprescindible - Salvador Arnau



La vida siempre continúa, nada ni nadie es imprescindible en este mundo... excepto tú. Y, lo sabes bien, sin letras no hay paraíso que valga la pena habitar. Reina el caos si no estás; el desorden y la confusión me hacen deambular cual zombi perdido en la sabana tropical.

Aquí, en el centro de África, la vida no tiene nada que ver con la de las ciudades cosmopolitas. Grandes incendios se alternan con lluvias torrenciales, esto no hay quien lo soporte. El suelo rojizo, que en mi primera impresión tanto me emocionó por su textura, ha pasado a ser una pesadilla, lo relaciono, por su color, con el endiablado momento en el que se me ocurrió venir hasta estas tierras donde se encuentra el origen de la humanidad.

Lo único bueno que voy a llevarme de estos rincones son las fotos que he conseguido captar de felinos en plena acción, instinto puro y duro de supervivencia, pasando, eso sí, un miedo atroz por la proximidad de las bestias que circulan por estos caminos, donde Cristo perdió el alma y los semáforos brillan por su ausencia, a pesar de la tranquilidad que siempre me han intentado procurar los guías que conocen palmo a palmo el terreno en el que nos movemos a diario.

Te pido disculpas por mis ausencias, sabes bien que escribir me pone, pero no olvides que aquí conectarse a Internet no es lo mismo que ahí. No puedo leer ni ver nada hasta que llego al infame hotelucho donde me hospedo y ya ni te cuento sobre la velocidad de subida y bajada que tienen por estos lares, no sólo me pone de los nervios el esperar que se cargue una página sino que además hay tantos cortes de suministro en la red que muchas noches acaban por agotar mi paciencia.

Siendo sincero, tampoco esperaba otra cosa, ¿qué se puede pedir cuando "Don Dinero" decide no dejar su pasta donde sabe que no va a conseguir beneficio alguno? A ver si pronto les ponen un satélite de esos y pueden conectarse con más fluidez porque ¿sabes?, creo que aquí les iría muy bien poder estar super-conectados con el resto del mundo.

Menos mal que ya quedan sólo dos días para el regreso, aunque tendré que lidiar, en el viaje de vuelta, con mi horroroso "miedo a volar". Tu recomendación de volver en un cuatro por cuatro de alquiler, al estilo París-Dakar, estuvo muy bien, sabes que me encanta conducir, pero son tantos inhóspitos kilómetros a recorrer que casi prefiero enfrentarme al pájaro de hierro que tiene una duración más corta en su trayecto.

Casi se me olvida decirte que yo también te echo de menos. Espero que vengas, como siempre, a recogerme al aeropuerto con tu nuevo coche. No sabes cuánto te lo agradezco, me encanta llegar de viaje y que alguien me esté esperando, es una sensación única, lo digo porque he estado en la otra cara de la moneda, volver de un viaje y no tener a nadie esperando mi llegada, es una situación tan desoladora.

En fin, no me enrollo más, no por falta de ganas sino porque esta noche he quedado con los guías que me van a llevar a conocer a su tribu. Dicen que me pintarán la cara y que pasaremos una velada genial, bailando y cantando, como las que vemos en los reportajes esos del Discovery.

Ya te seguiré contando a la vuelta y en directo... un abrazo y hasta pronto.




La despedida - Laura Mir



He despertado esta mañana con la extraña sensación de que todo ha perdido su sentido original, procura leer esto con calma para que no se disparen las alarmas, porque no es mi intención liarla.

Si me preguntas qué ha pasado, no sabría decirte. Simplemente ayer tuve un día que sin ser nada excepcional, fue fundamental pero no porque pasara nada extraordinario, sino simplemente porque careció de todo sentido, y el sinsentido mismo explosionó en un sentido más allá de cualquier impresión.

Lógicamente no pasé las pruebas, algo que ya sabíamos al principio, pero que en mi interior no daba del todo por hecho, quizá fuese la esperanza que albergó, la que me hacía verlo de otro modo. Ya sabes que la realidad tiene tres hermanas más, idénticas a excepción de un lunar, y que a veces se hace muy difícil discernirlas. Lamentablemente esta realidad está pasada de vueltas.

Las decisiones a tomar hoy, no pasan por ser o no vegetariana, coger la bicicleta en vez del bus o leer por fin el tocho literario que está aguantando la puerta de la galería para que el aire no la cierre dando un portazo y parta el cristal en mil pedazos. Son tan profundamente existenciales, que al mirarlas producen vértigo.

¿Te has sentido alguna vez así?... Imagino que sí, que te has visto sumergido en un lenguaje distinto, personal y solitario. No estoy hablando de comunicación, que para eso se precisa interactuar con otros.

Intenta por un momento para entenderme, separar a años luz de distancia ambos conceptos: lenguaje y sociedad. Entonces te darás cuenta de que estás en un planeta perdido fuera de esta galaxia, en otra totalmente desconocida, un poco más allá y hablando solo.

Así me siento y por insólito que pueda parecer, y con la destreza y rapidez que me caracteriza en hacerlas, voy con calma llenando las maletas.

Hace nueve meses, vamos un embarazo; me dijiste que era lo mejor que me podía pasar, que llenaría mi agenda, mi mundo y mi tiempo. A mi modo, sin regla alguna, cosa que está muy bien y sería ideal, si no se hubiesen creado estos axiomas que me hacen buscar lógicos teoremas con los que resolver esta desconexión existencial.

Mucho ha llovido y demasiada hierba ha crecido, pero no la suficiente como para ocultarme de la vista, los habitáculos reducidos en los que vive el personal. Estructuras encapsuladas dentro de otras estructuras más reducidas, falsamente aisladas, retraídas, egoístas y arteramente manipuladas.

Ante tanta degradación y cansada de deambular por diferentes esferas intentando desconocer por puro hastío con la esperanza de encontrar una emisión distinta y sin mayor fortuna; hemisferios basculantes, enfermos e ignorantes me rodean.

Pero aquí sigo, afirmando lo inadmisible, soportando como belleza la más absurda hipocresía, sosteniendo a los muertos como si estuvieran vivos e intentando por todos los medios obtener cierta psicopatía para que pueda aceptar a los que con tantos esfuerzos, se emplean para ser opuestos cargados de bobería, mientras en sus escuetas lucubraciones sólo consiguen y no siempre, mojar su ropa interior.

Cuestiones, cuestiones y más cuestiones, porque no hay dos dedos de frente que pueda soportarlo y porque el cuento ha cambiado por completo su sentido original… Ruego aceptes esta despedida.

Y en el bolsillo interior de mi maleta me llevo a las maravillosas personas que he conocido, en breve me pondré en contacto con ellas porque están en mi haber en estos nuevos principios.



Hay que leer - Salvador Arnau


Quiero dejar de escribir, creo que no tengo argumentos para quejarme. Vamos que, al margen de pequeñas contrariedades de nada, que a todos nos suelen ocurrir, me va de cine. No me duele nada que no pueda soportar y encima amanezco cada mañana con el dulce sabor de saberme vivo. Puedo ir al "Super" todos los días y abastecer las necesidades primarias sin tener que comprar lo que no necesito.  ¿Se puede pedir más?

Un principio y un final feliz... ¿alguna vez lo habías visto? Yo tampoco, pero la sinceridad siempre acaba por adueñarse de mí y sospecho, o deseo, que tú también quieras dejarte llevar por esa premisa, yo no sé hacerlo de otra manera y como no puedo ni quiero engañarme a mí mismo, como siempre, decido contar la verdad de mi realidad. 

Otra cosa es que mañana las cosas se tuerzan y me ponga a escribir letras del puchero vacío y,  cual dolorido que pide a gritos que alguien se haga cargo de la situación para consolarme como se consuela a un niño, se ponga en contra de lo que se interponga.

Sí, es cierto, la vida me ha puesto montones de barreras pero reconozco que mi manera de ser me ha ayudado a superar cosas que para otros y otras no han sido tan sencillas. ¿Que si me la han intentado meter hasta el fondo? Pues mire usted: sí. Pero claro, como a uno le da por leer y hacer cosas de esas que llaman culturizarse, al final se acaba por entender casi todo y se aprende a nadar contracorriente para que a uno o a una no se la metan indiscriminadamente. Nadar y guardar la ropa, no hay otra opción.

Hay que leer señores, hay que leer hasta la mismísima muerte. Somos humanos, Darwin era un genio que se anticipó a su época, y no podemos renegar de nuestro pasado ancestral. Os juro que he visto personas que actúan como monos, pero no porque no fueran capaces de entender sino porque no se habían acercado a la realidad. Eso da para escribir diez o doce quijotes de un tirón, casi nada. 

El futuro es prometedor, aunque algunos se aferren a creencias y otras cosas que ya no sé cómo catalogar. La vida es bella cuando nada te impide declarar que así es. Entiendo que una enfermedad, una minusvalía, la pérdida de un ser querido, etc... son situaciones que pueden alterar el normal funcionamiento de nuestro cerebro; pero al final, tras complicadas situaciones, seguimos siendo los mismos o las mismas que siempre fuimos. 

Confié, confío y sigo confiando en que al final, como no puede ser de otra manera, la verdad absoluta siga siendo la reina que lidera el devenir de este mundo, a pesar de los escándalos que vemos a diario en las noticias. La prueba de todo está en que hoy vivimos mejor que ayer y peor que mañana, de eso podemos estar seguros y seguras porque siempre ha sido así. Los que tengan que caer, caerán, de eso se encarga el pueblo que tiene más poder del que nadie es capaz de imaginar.

De una u otra forma, los depravados acaban siendo extinguidos por sus malos modos y maneras, esos que, sin saber adónde van porque dan palos de ciego, van en contra de la vida. Ir en contra del amor es un síntoma errático que, como un ordenador, se lleva almacenado en la memoria RAM, sin que nadie nos ayude a borrarla del todo y empezar de nuevo, con una mentalidad más acertada  y acercada a los tiempos en los que vivimos. 

En fin, que todo este rollo viene a colación de un tema que no deja de preocuparme: la inconsciente manera de postularse al lado de antiguas teorías y creencias que se encuadran en el lado grupal como "normales", dejando a un lado la única que, en mi humilde opinión, tiene un auténtico valor: "La lealtad y la altura a la que se llega cuando uno o una es capaz de juzgar sinceramente, olvidando por un momento los propios intereses en pos de los intereses comunes, esos que van a favor de todos y de todas, y que, de rebote, acaban por beneficiarnos a nosotros o nosotras mismas o mismos.

Yo también os quiero, amigas y amigos, abrazos ;-)=

Peldaños de fuego - Laura Mir & Jaime Ros - Premio a dúo CREA UNA HISTORIA


Sobre peldaños de fuego comenzaría el descenso. Bajaría renunciando al aire que me pesa. Para buscarme en ti. Para encontrarte sin el marco que enjaula esta ventana. Para huir de la luz de la farola que te ilumina, incluso cuando no estás. Aunque sea para escuchar mil excusas, mil mentiras. Tanto amor siento, que ya no me cabe, y para que no me duela todo lo que te miro, voy a verte cuando puedo y dejo el corazón guardado en casita. Porque ya me dolió, se me hizo trizas. Me gustaría que se rompieran los pasos que me separan y se recompusieran los que me escocieron.

Al final de cada cuento, pongo mis labios en tu pecho, para que tus latidos se transmitan a mi corazón, para cerrar los ojos, y aun sabiendo cuanto de malo puede ser desear, deseo, que mi corazón siga el ritmo del tuyo.

— Lo que me dices es como pedir dos de cuarto y media de huevos. También ando cansada de que me quieras a ratos y cuando no tienes nada mejor que hacer, y siempre comparando, me comparas hasta con el viento que pasa. Mira y escucha, porque no estoy leyendo el noticiero, te estoy hablando de lo que siente el corazón desde este ardiente infierno que son los deseos y las pasiones.

—  No pudiera comparar. Sufro. La comparación incluye a dos. Sólo sé de una. Y en esta cama, ¿Cuántos deseos han habitado? Porque… ¿Qué es el fuego si no llamas de ilusión, como la mía, que arden, pero en un invierno sin sol?... ¿Y tus bragas de quién son, sino de todos y de nadie?

No quise discutirte en aquel momento. Ahí quedaron suspendidas esas preguntas que nunca contesté, que nunca cuestioné en mis adentros, las dejé cercanas a tu comisura para que se desintegraran en el comparativo viento, mientras cerraba tu puerta y volvía al paseo interminable para dar vueltas siempre a la misma esquina.

Al paso de los días me di cuenta de que algo había cambiado, aunque la ciudad fuese la misma y el hambre siguiera repartiéndose a manos llenas. Con la misma cantidad de falsas iglesias e impúdicos burdeles. Las mismas mujeres maquilladas, tristes y dispuestas; sonrientes a todas las carteras. Mientras ellos, mendigos de soledad, miraban mis faldas e imaginaban mis interiores.

Hiciste que sintiese asco de mí misma, hasta el punto de que la hechura de este vestido se me hiciese muy estrecha y me faltase el aire, me ahogase. No supe en aquellos momentos qué hacer, y tentada estuve de olvidarte, de meterte en un frasco con toda la rigidez de tus cuestiones; cerrarlo, lacrarlo y guardarlo en un rincón oscuro junto a otros tantos pretéritos repletos de mentiras que mucho prometieron pero en realidad nunca fueron.

Pero en vez de hacer eso y aun sabiendo cuanto pueden llegar a quemar los peldaños del ascenso, y aun sabiendo que sólo vuelves al final de cada uno de tus cuentos. Me estoy lavando la cara para ir a tu encuentro.





Al arte de ocultarme de ti - Salvador Arnau


Al arte de ocultarme de ti le precedieron cinco estrellas.

La primera cuando llegaste a mí sin previo aviso y, sutilmente, zancadilleaste mi mente con aquel cuento que llevabas bajo el brazo. Era una historia basada en un hecho real, algo difícil de creer pero yo me lo comí con patatas fritas y a lo loco. Supongo, ahora que lo miro desde otra perspectiva, que sin quererlo ni beberlo me habías clavado una flecha de Cupido en lo más profundo de mi corazón. Recuerdo aquellos días como una melodía que sonaba demasiado bien. Súbitamente, los árboles de las calles, que adornaban el paisaje de cemento, se hacían visibles para mis ojos. Incluso escuchaba el canto de los pájaros que se hallaba ensordecido desde hacía mucho tiempo. Todo parecía maravilloso como la canción de Louis Armstrong: "What a wonderful world".

La segunda, tras yacer la primera, fue el atontado estado de confirmación de mi idiotez sin dejar pasar de largo la tuya. Soñaba despierto con un futuro que no existe, pero yo le procuraba pinceladas de todos los colores para que el cuadro tomara asiento y se quedara para siempre. Caminaba más suelto que nunca con el placer de saber que existías y me correspondías. El agua fluía desde las montañas y yo me dejaba arrastrar por la corriente, ¿por qué iba a resistirme a tan hermosa experiencia? No había forma de rechazar tanta vida, tanto amor, tanta pasión, tanto de todo. ¿Recuerdas el pedazo de paella que degustamos juntos a la vera de la mar?

La tercera llegó en menos de dos meses con el primer conflicto de intereses. Te enfadaste por una nimiedad de esas que pasan en toda relación recientemente establecida y me mandaste al carajo. — ¿Dónde queda eso? —  te pregunté con cara de niño perdido — . Tu callada por respuesta empezó a incomodarme y, en un instante, el cielo empezó a descender a toda velocidad hacia la tierra. Me tocó ponerme las pilas, de esas que duran y duran, y empezar a prepararme para poner los pies en el suelo y salir de la nube en la que, ingenuamente, me había instalado. No se puede ser más bobo, pero así son estas cosas, duran poco pero son muy intensas y no hay quien, teniendo un corazoncito, sea capaz de pasárselas olímpicamente por el forro.

En la cuarta de tu ombligo, se te pasó el absurdo enfado que tenías conmigo y aterrizaste en la tierra saludando amistosamente. Creo que esta fue la más alucinante de las cinco estrellas. La cordura volvió a reinar entre nosotros y, aunque la atracción continuaba, empezamos a hablar de derechos, respetos y todo lo que implica el inicio de una gran amistad. Qué palabra tan bonita: amistad. Nada de pertenecer, nada de eso; del amor pasajero pasamos a la toma de conciencia de la realidad, algo insuperable y siempre preferible que en ocasiones solemos olvidar.

La quinta estrella vino a confirmar lo que siempre sospeché: "No hay nada mejor en este alocado mundo que tener un amigo", al margen de su sexo, que está muy bien, se impone su personalidad, su manera de ser, su manera de actuar, llevando siempre por bandera la palabra libertad. Y ya ves, quién me lo iba a decir a mí, desde entonces no hemos dejado de cultivar nuestra relación, dejándonos espacios mutuamente para poder enriquecernos por ahí y después tener algo que contarnos por acá. Espero que esta situación, no digo que sea eterna pero si duradera en el tiempo, siga su curso porque hay personas en este mundo que merece la pena conocer. Mis mejores abrazos para ti, te dejo esta canción que va de corazón a corazón: Amigos para siempre (Friends for ever).




Carta desde prisión - Nora Biel





Cuando leí tu carta, quedé perpleja y no dije nada. No te imaginas la matona de compañera que tengo, toda o todo tatuado, da miedo. Parece un camionero ruso, igual a los que tú ya conoces. Aunque tengo la suerte de estar bajo su protección, como si estuviera en un tarro de vidrio sumergida, tranquila y fumando como un vulgar carretero, sin que nadie me moleste. Tanto aquí como allí, pagando hasta San Pedro canta.

Estoy contenta porque hago ejercicio, tareas y descanso mucho. Me sobra tiempo para leer. Cosas que antes, en libertad no podía permitirme, un verdadero lujo. Puedo asegurarte que soy feliz, nunca lo hubiese imaginado.

Me ha dado una alegría inmensa al saber que has encontrado un sentido práctico para la vieja reliquia. En su momento te lo regalé por tu cabezonería de ir a Shanghái, con el propietario del restaurante chino de la esquina, ya sabes a lo que me refiero: a ese momento extraño que tuviste y a tus orgasmos orientales in situ. Tema del que es mejor no hablar, porque la verdad es que nunca lo entendí, el ir allí para hacer lo mismo que aquí, teniendo mucho más espacio. ¡Allí te atropellan hasta en las aceras!

Lo del mentecato, me parece surrealista y espero nena que no llores, no te merecía y es de un gusto pésimo, dejar una exquisitez para irse con una lagarta que le sacó el dinero y las ganas, pero por lo visto, le dejó las palabras. No merece tanto, sólo déjalo por el suelo a la primera de cambio.

En otro orden, porque no todo el universo gira alrededor de ti y a pesar de todo, siguen existiendo las manchas solares. Me toca lavandería, sí, bastante desagradable. Con tanta braga como hay para lavar y entre ellas, surgen algunas cosas que se hacen difíciles de nombrar. Parece increíble que quepan en unas prendas tan pequeñas.

Con lo finas que somos nosotras, ni te imaginas lo que comemos aquí, algunas devoran lo que jamás probaríamos. Imagino que es porque todos en mayor o menor medida tenemos hambre, aunque nosotras seamos del tipo A y como reza el anuncio: La vida no esté hecha para contar calorías.

Ya puedo recibir visitas, espero que no las demores. Nunca pensé que te echaría tanto de menos.

Cuando vengas, procura no camuflar una lima en el cartón de tabaco, recuerda que están prohibidas y además registran a la entrada. Sé que tú eres capaz de eso y de mucho más.

Recuerda también de darle de comer a Reo, para que no vuelva a traerte la merluza del vecino, mover el coche y regar las plantas.

Tu amiga que te quiere.



El sueño del fracasado - Beni




Mi familia es de origen humilde pero llenos de bondad, vivíamos en un pequeño pueblo de Andalucía, tan pequeño, que no consta en todos los mapas.

Mi padre murió el año pasado y no tuve las fuerzas necesarias para ir a darle el último adiós,  no quería que mi madre, que es una santa, me viera en aquel lamentable estado.

Me uní muy  joven a una mujer muy dulce que me veneraba, tuve tres hijos con ella. La engañé varias veces porque soy incapaz de controlar mis vicios. Un día, cansada, se marchó para no volver jamás, de eso ya hace tres años.

No he intentado encontrarlos porque en el fondo sé que no me los merezco.

Reflexiono sobre mi vida y llego a la conclusión de que nunca he luchado por conseguir algo y me cuestiono:

¿Quién mueve los hilos para manejar la actitud de las personas?

¿Por qué yo?

Tengo 42 años y ahora sé que en mi vida han habido personas que me han querido mucho y que nunca he sabido apreciar como se merecen.

Por eso me ahogo en este pozo de desdicha, sólo necesito un pequeño espacio para esconderme y jamás sacar la cabeza ni para respirar; haciendo balance de mi existencia… no merezco el oxígeno de la vida.

He tenido una pesadilla, me he visto atrapado en un espacio sin salida, absorbido por mis vicios, esclavizado por mis placeres y ahogado por mis flaquezas.





La última solución - Violeta Evori




He decidido que ya no aguanto más, las fuerzas empiezan a abandonarme y no quiero flaquear, es lo último que deseo.

Seis meses sin ella, otros tantos sin mis hijos, me ahogo  en esta casa donde sólo habitamos mis fantasmas y yo, ellos  me hablan, quieren consolarme… ¿Consolarme a mí? ¡No estoy para consuelos!

Cuando tuve la edad correspondiente, con mucho esfuerzo estudié una  carrera, de la que estaba seguro que iba a sacar gran provecho, desde luego ignoraba que en poco tiempo por mi cabeza rondarían otros planes.

Un buen día paseando por las calles, esas en las que nada bueno puede ocurrir, me ofrecieron lo que andaba buscando, acepté sin dudarlo, se me presentaba  la oportunidad que sólo pasa una vez en la vida y tenía que agarrarme a ella, sí o sí. Pero no estaba preparado y no lo supe gestionar, hubo un tiempo en que lo tuve todo, fue tanto,  que mi entorno  se hacía pequeño para lo que yo quería y podía derrochar.

Me convirtieron en un boxeador profesional,  de los buenos, con ello conseguí  fama, dinero y mujeres, me gustaban  todas; menos la que elegí cuando aún no había tocado el cielo con mis puños.  Además la riqueza venía  adobada con todo  lo malo que a veces suele acompañar a “profesiones” donde el dinero corre como la pólvora. El humo se me subió a la cabeza, me creía el amo del mundo, incluyendo, como no,  a las personas que me querían  y que debían bailar al ritmo que les tocaba cuando me daba la gana.

Ella nunca sabía cuando iba a regresar de una de mis prolongadas ausencias,  después de pelear en algún  combate, casi siempre amañado, por el que me daban cantidades inmensas de un dinero, que ahora veo sucio, pero que en aquellos momentos era mi deseo más ansiado y conseguido.

Sí, me olvidé de los propósitos que me había hecho: una buena mujer con la que tener hijos y hacerlos felices, ganar lo suficiente como para que mis padres pudieran vivir holgadamente cuando fueran mayores, una gran casa. Todo lo tuve… ¡Pero a qué precio!

Al final cansados de mis despotismos y malos tratos se han ido alejando, ya ni siquiera tengo amigos, ni me bailan alrededor todos aquellos moscones que me sacaban lo que querían cuando estaba borracho o drogado, que era casi siempre.

Pero  todavía sigo aquí muy a mi pesar. Si tuviera a quien contarle cómo me siento, lo haría, abriría en canal mi corazón, si es que aún existe — a veces ya ni lo siento —  y lo pondría en sus manos para que con su calor lo hiciera palpitar de nuevo, pero estoy perdido en esta especie de tubo en el que se ha convertido el que un día fuera el hogar de mis sueños, en el que me estoy ahogando poco a poco y del que no quiero salir para no hacer más daño. Nada me consuela, sólo consigo un poco de paz observando los tatuajes que llevo en los brazos, donde hace mucho tiempo, me grabaron los nombres de mis padres y de mis hijos, lo único mío de verdad.

Porque no quiero seguir aquí y sólo me queda una huida, he encendido el último cigarrillo, he tapiado la única puerta por la que podría salir, y he cerrado los ojos para esperar que la falta de oxígeno acabe con mi dolor.

Violeta Evori +>                

               

La noche - Benjamín J. M.





Me gusta la noche. Me gusta desesperadamente la noche. Horas mágicas en las cuales todo se confunde, como fundidos en bronce entre las sombras que sólo se diferencian por sus matices grisáceos. Los sueños de los hombres, tanto ricos como pobres se adueñan de su tiempo, en esa hora en la que todos se convierten en un todo que invade los caminos de parajes imaginados.

Es como si el mundo dejara de respirar, la quietud de lo inanimado contrasta con el movimiento de sus sombras, mecidas por la brisa suave de medianoche.

Las respiraciones se acompasan al ritmo que marca el vaivén de tus caderas, los otrora oscuros rincones de mi alma resplandecen rellenos de flores soñadas.

Las vidas noctambulas se desperezan lentamente a medida que la cuidad se va vistiendo de luces, invitaciones a los nocturnos para que abandonen sus cubiles y escondites llamándolos a sumarse al baile de sombras que pueda ofrecer cualquier esquina.

Las manos se buscan, se encuentran; aprietan y prometen caricias que sólo viven a media luz, donde los labios se susurran unos a otros las palabras olvidadas. Horas en que si este mar fuera de tinta, de él sacaría hasta vaciarlo todas las palabras que me invaden cuando te veo.

De noche todo es hermoso, la fealdad de alguna manera deja de existir, nace el misterio de las preguntas sin respuestas lanzadas a las estrellas. Tus ojos se hacen enormes, profundos pozos a los cuales me asomo sin temor a la vida, ni a la muerte. Tu rostro tan conocido parece diferente, labios carnosos surgiendo de la oscuridad para besar, morder, amar…

Ámame o mátame con esa muerte de la cual se puede regresar, arráncame las penas a mordiscos, dame de tu boca la ambrosía que me haga eterno por un segundo. El universo está lleno de fantasmas de amor que vagan creyéndose inmortales. Bajo las alas oscuras de la noche muero por tu boca y vivo por la puerta dulce que lleva a la eternidad.

— ¿Por qué el día tiene que existir?—Me pregunto intentando respirar de nuevo después de haber resucitado por enésima vez.

—Para volver a desear la noche—Contestas mientras las luces de tus ojos se van apagando una tras otra a medida que te sumas en la penumbra.

— ¿Cuándo volveré a verte?—Te grito mientras te alejas.

— ¡Mañana! — Contestas siendo un eco.

Te has ido mi furtiva amante, a lomos de las primeras luces del nuevo día, las cosas a mi alrededor vuelven a su realidad, las ultimas sombras se alargan prestas a huir en cuanto el astro rey asoma la nariz por el horizonte, mientras los primeros rayos de luz llaman a mi ventana. Apareces con la noche y me abandonas por la mañana dejando tras de ti un fantasma que me posee.

Feliz, triste, exhausto y tumefacto, le cuento al espejo mis sueños, mientras él, solo asiente sonriéndome.

Quiero que vuelva la noche, pero para eso tendrá que pasar el día primero, así que escribiré tu historia mientras haya luz, mientras aguado tu regreso.




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